Las palabras entre un editor y un escritor
Constantino Bértolo es editor y crítico, y con él conoceremos las palabras usadas en una conversación entre editor y escritor. Además, descubriremos cómo la retórica viene dada por unas relaciones asimétricas que surgen en función de las posiciones de ambos interlocutores. Esta conversación forma parte del trabajo de investigación “Los lugares de las palabras”, dirigido por Alejandro Gándara.
La retórica entre el editor y el escritor viene dada por las relaciones asimétricas. En un principio, el escritor se ha dirigido al editor buscando que este le diga que sí a una acción, es decir, a la publicación de una obra. Por lo tanto, la relación viene dada por una posición de poder por parte del editor frente al escritor. Sin embargo, ese poder existe en función de la posición literaria y por tanto, comercial del autor. Si el autor tiene más poder que el editor, se equilibran o se desequilibran.
Una vez que te han entregado un manuscrito, uno lo evalúa y se supone que al escritor se le cuenta el resultado de esa evaluación. A veces, decir la verdad puede resultar muy caro, porque no pagan lo suficiente para decir la verdad y también resulta absurdo, porque generalmente provoca interferencias en esa relación presente o futura. Esto es lo que llamaríamos el lenguaje provisional, es decir, nunca se dice “no me gusta tu manuscrito”, se puede decir “no encaja tu manuscrito con la línea editorial”. Nunca se dice “mira, rechazamos tu manuscrito”, se utilizan palabras más corteses como “declinamos la publicación de su original”. Siempre se tiende a que esa relación, cuando pasa por el rechazo, no sea agresiva.
Cuando se da esa situación el editor tiene que tener cuidado lo que cuenta en esa citación, ya que las expectativas del escritor van a variar. Evidentemente no se dice “es un manuscrito perfecto” o “es una novela magnífica, va a ser un éxito” porque lo que se consigue con ese tipo de confesiones es que el escritor suba la cantidad que va a solicitar como adelanto, a no ser que ya conozca un poco los códigos de las editoriales. Y aun así, aunque sea un primerizo que no entienda el código económico, lo que sí entiende es el código de la autoestima. En ese caso no conviene subírsela tanto, porque no queremos que piense que es mejor opción cambiar de una editorial a otra en la que le paguen más.
La estrategia en estas conversaciones consiste en no ofender, pero al mismo tiempo, tampoco alagar demasiado para que no tenga consecuencias negativas. Hay que prestar atención tener un especial cuidado con los posibles efectos colaterales de esa conversación.