Las palabras en la filosofía

Hablamos con el filósofo José Luis Pardo (Premio Nacional de Ensayo)  sobre la existencia de la separación que existe entre el lenguaje y el pensamiento y la relación que tiene con respecto al mundo. Esta conversación forma parte del trabajo de investigación “Los lugares de las palabras”, dirigido por Alejandro Gándara.

Tengo la experiencia de haber empezado mi educación formal en un momento en el que estaba muy afianzado a la creencia positivista en la que se puede separar quirúrgicamente el lenguaje. Independizarse por una parte del mundo y por otra del pensamiento.

El lenguaje se puede observar como un conjunto de etiquetas que se les pone a las cosas y que de alguna manera, es posible cambiar esa etiquetas y poner otras más precisas a los objetos o a los hechos. Esto último es lo que hacen en rigor los científicos, al menos, los científicos de las ciencias naturales. Esto presupone que el lenguaje se puede separar del pensamiento, que es algo parecido a un mundo de trampas por las que a veces no vemos claro lo que nosotros mismos pensamos, y que se podría lograr mediante la lógica matemática, un lenguaje perfecto que pudiera expresar el pensamiento de una manera nítida y transparente. Lo principio parecía un pensamiento, bastante artificial y forzado. Sin embargo, era una creencia bastante común en el ambiente positivista.

Me ha costado recorrido llegar a darme cuenta de una cosa, que en la educación no formal que te dan en casa o que obtienes en la calle, es algo evidente, y es que uno no ingresa en el mundo si no es a través del lenguaje. Uno no sabe exactamente lo que está pensando hasta que no lo dice, y cuando lo dice, no solamente ocurre que lo estás diciendo, sino que hay otro que te escucha y otro que te tiene que entender.

En ese sentido, la posibilidad de una separación nítida entre lenguaje y mundo, o lenguaje y pensamiento, es realmente una utopía. Una buena parte de mi aprendizaje intelectual e incluso de escritura ha tenido que ver con eso, con el darme cuenta de la relación de intimidad que tiene el lenguaje con respecto al mundo y respecto al pensamiento.

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